Una mirada crítica a las políticas migratorias y de fronteras en la era Trump

En un contexto global marcado por el endurecimiento de las políticas migratorias, la externalización de fronteras y la erosión del derecho internacional, el seminario “Una mirada a las políticas migratorias y de fronteras en la era Trump” ofreció un espacio de reflexión profunda y colectiva. Con intervenciones de Roxana, Luciana y Romina, investigadoras con amplio recorrido en el análisis de las fronteras en América Latina y América del Norte, la jornada permitió revisar críticamente los marcos que configuran la movilidad humana en el presente.

Repensar la frontera: entre epistemología, encuentro y control

 

Roxana abrió el seminario compartiendo su trayectoria investigativa centrada en las fronteras como objeto de análisis. Subrayó que no estudia migración, sino “la frontera como encuentro, como posibilidad epistemológica”. Desde esta perspectiva, propuso una lectura compleja del fenómeno fronterizo: “No hago apología del control de las fronteras, pero tampoco creo que la solución a las migraciones sea desaparecerlas. Eso sería muy utópico”. En su intervención, defendió la frontera como un espacio dialógico entre cuerpos, lenguas, pasaportes, mares y desiertos, donde se configuran nuevas formas de desigualdad y resistencia.

A través de un recorrido por cruces fronterizos que ha experimentado en primera persona —desde Tijuana-San Diego, hasta Grecia-Macedonia—, Roxana compartió su hipótesis de que las fronteras ya no son únicamente geopolíticas, sino también internas, móviles y diferenciales: “Cada estado dentro de México puede convertirse en una frontera para quienes migran desde Centroamérica. Las fronteras ya no son sólo líneas, sino experiencias corporales, sociales, y simbólicas”.

 

Externalización, gobernanza del tránsito y economía migrante

Luciana profundizó en cómo los Estados han sofisticado las estrategias de contención migratoria a través de la externalización de fronteras. Desde las oficinas de Movilidad Segura en México hasta la aplicación CBP One que obliga a solicitar asilo a distancia, las políticas operan desde el norte hacia el sur, generando trayectos fragmentados, peligrosos y costosos. “La persona está atrapada en países donde no quiere estar, esperando, endeudada, sin horizonte claro”, ilustró Luciana a partir del seguimiento etnográfico a personas venezolanas en tránsito.

Advirtió, además, sobre el surgimiento de una “infraestructura de la migración” compuesta por actores formales e informales, legales e ilegales, que se benefician de los flujos migratorios. “Desde gobiernos que cobran por cruzar, hasta comunidades que abandonan la agricultura para transportar personas en moto. No todos son traficantes, muchos sólo sobreviven”. Esta economía del tránsito, según explicó, está moldeando la gobernanza migratoria contemporánea, marcada por la precarización y el control.

 

Criminalización de la movilidad y erosión del derecho internacional

 

Romina centró su intervención en el caso chileno y la región andina, subrayando el retroceso en materia de derechos para personas migrantes: “Lo que observamos hoy es una política regional decidida a restringir la movilidad, incluso desde gobiernos progresistas”. A través de la imposición de visados, la militarización de fronteras y la criminalización del ingreso irregular, se está produciendo, en sus palabras, una “instrumentalización del derecho penal contra la movilidad irregular”.

Alertó sobre el uso creciente de medidas excepcionales que se convierten en norma, debilitando el derecho internacional y legitimando narrativas securitarias. “La diáspora venezolana ha sido construida como enemigo interno y externo. Hay un consenso político y ciudadano que naturaliza medidas de control, incluso cuando implican graves violaciones a los derechos humanos”, sostuvo.

 

¿Hospitalidad condicionada o incondicional?

El seminario también abrió un espacio de debate teórico profundo. Roxana propuso una relectura de la hospitalidad kantiana —condicionada y vertical— a partir de la crítica de Jacques Derrida: “La hospitalidad incondicional exige no preguntar quién llega ni por qué. Es un ideal ético, no una política pública, pero nos obliga a pensar qué tipo de humanidad estamos construyendo”.

 

En este sentido, las ponentes coincidieron en la necesidad de repensar las categorías del derecho internacional —ciudadanía, territorio, soberanía— ante los desafíos que plantea la movilidad humana actual. “La excepción se está volviendo la regla”, advirtió Romina, mientras que Luciana cerró preguntando: “¿Dónde están las personas migrantes hoy? No vemos grandes flujos ni retornos. Están escondidas, atrapadas, silenciadas por políticas que ya no prometen ni siquiera una regularización precaria”.

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